REFLEXIÓN



Con los naranjos rebosantes de aromas blancos, las luminosas y calurosas tardes, que poco a poco van haciéndose cada vez más largas, la cuaresma que tanto hemos añorado durante este extenso año se nos escapa entre las manos, y con ella, los preparativos que habrán de dejarlo todo dispuesto y lo más perfecto posible para que nuestras Imágenes salgan a las calles de nuestras ciudades a evangelizar un año más, a esta sociedad cada vez más “libre” y más intransigente e irrespetuosa con las creencias y tradiciones de los demás.
Nuestra banda, un año más, y ya van trece, está dispuesta a darlo todo nuevamente en el acompañamiento de nuestras hermandades, aquéllas que hoy por hoy siguen confiando en esta siempre joven agrupación, pero que a pesar de las horas y del esfuerzo, tanto nos llenan para seguir caminando año tras año en este camino que un día Ntro. Padre Jesús de los Afligidos puso ante nosotros, y que nosotros, escogimos libremente seguir...
Me gustaría desde estas lineas, dar las gracias a mis compañeros por su entrega diaria (unos más, otros menos, como en toda casa de cristiano), y por su compromiso para con esta banda de amigos, esta familia de músicos, en la que tan a gusto me encuentro, y en la que cada momento consiguen hacerlo grande, emotivo, para bien y para mal, pero al fin y al cabo, necesario en mi vida y en la de muchos de mis compañeros.
Pediros un “último” esfuerzo, para que esta Semana Santa 2011, sea la mejor de nuestras vidas, a todos los niveles, el musical, el de la amistad, el cariño, el respeto, etc...
A las puertas de la inminente llegada de la Semana que con tanto esfuerzo y tesón buscamos día tras día, y concierto tras concierto, lo único que puedo hacer es encomendarme a mis Titulares y pedirles por que esta nueva Semana Santa que pronto vamos a vivir, se desarrolle de la forma más normal y tranquila, eso sí, cargada de emociones, nervios, respeto, cariño, enfados....y así hasta agotar una lista inacabable de calificativos que son inherentes a nuestra forma tan particular de vivir esta semana de pasión, la semana que conmemoramos La Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, no lo olvidemos.
Sinceramente, los cortejos tal cual los conocemos por nuestras tierras de Andalucía, rodeados de esplendor, alegría, MÚSICA, oro, plata, bordados, flores..., son a mi entender una expresión fantástica para plasmar lo hechos que se relatan en los Evangelios, una catequesis excelente, una forma estupenda de entrar por los ojos a todo aquél que lo contempla, pero cuyo fin a de ser nuestro corazón, y más aún, nuestra alma. No olvidemos NUNCA, que lo importante de nuestras procesiones, es lo que va encima del paso, como vulgarmente se suele decir, o sea, Jesús, o la Virgen María, que no Sus Imágenes Sagradas, aunque sea el hilo conductor que la mayoría de los cristianos necesitamos para llegar a Dios.
Es verdad que es realmente difícil en ciertos momentos aislarse de este envoltorio tan reluciente que cubre nuestros pasos, pero no debemos olvidarnos de rezar a nuestros cristos y vírgenes por aquellos que nos rodean, amigos, conocidos, hermanos, incluso la gente anónima que presencia encandilada el paso de tu cofradía, que se emociona con tus marchas, y cuyo hogar se encuentra en estado precario porque no tienen un miserable trabajo con el que llevar cada día a su casa un plato de comida y un trozo de pan; o aquéllos que están podridos de dinero pero cuyas vidas vacías mantienen sus almas hambrientas de fe, caridad, o incluso esperanza... Y sin ir tan lejos, lo mismo ocurre en nuestros cortejos, cofradías y bandas... Actuemos realmente como hermanos los unos con los otros, porque si no sentimos o vivimos la fe como nos pide todos los días nuestro Dios, o nuestra madre la Virgen María en cualquiera de sus advocaciones, estaremos haciendo un teatro, una pantomima, y si nosotros no creemos en lo que estamos haciendo, será muy difícil que lo podamos transmitir a los demás.
Lo dicho, esta Semana Santa, recemos a Nuestros Titulares, si nos dan una bofetada, pongamos la otra mejilla, prediquemos con el ejemplo y no pidamos aquello que nosotros somos incapaces de ofrecer, ese es el camino, Él es el camino, la Verdad y la Vida... ¡Hermanos, buena Estación de Penitencia! Amén.

David Carmona Gómez